Comienza otra aventura con dos
miembros más en el grupo: Teresa, de la capital del mundo (Bilbao) y Severine, de
Nantes (Francia) ambas trabajan en un hotel en Lanzarote. Nos aportaron nuevos
aires, nuevas conversaciones y la emoción de ir descubriendo las sorprendentes
imágenes que nos esperaban.
Despertamos como niñas el día de
reyes, antes incluso del amanecer. Nos encaminamos hacia el camping Panorama
con vistas al lago Manyara y su parque nacional, lugar de nuestro primer contacto
con la vida salvaje. Carlos, guía y conductor y Víctor, el chef, nos acompañan.
Carlos tiene 23 años y su calma e inexperiencia nos llegan a crispar un pelin los
nervios. Habla bastante bien español aunque la comprensión oral nos resulta a veces
complicada. “- Oye Carlos… ¿Los ñus son más de la familia de las cabras o de
las vacas…? – Bueno, los ñus están en plena migración y comen hierba…” Víctor
el chef, es un padre de familia con altas dotes, no solo culinarias, que fuimos
descubriendo con el paso de los días. Es la atención personificada y es el encargado
de devolvernos con unos cuantos kilos de más.
Serengeti y Ngorongoro fueron las
siguientes etapas donde seguir visitando este maravilloso entorno. El camino
entre los diferentes lugares es también un paseo de descubrimientos de vida
local. Los masais como únicos habitantes de este lugar se perfilan como motitas
de colores en las verdes montañas con su ganado.
Al fin, ansiosas empezamos a ver
animales… Zebras por doquier. Miles de ñus en plena migración, aves y lagartos,
grandes manadas de elefantes, elegantes jirafas, pumbas y gacelas de diferentes
tipos… ¡Hala mira un hipopótamo! ¡Hala mira un león!
Lo más especial es el hecho de
sentirte parte del entorno de la vida salvaje e integrarte en sus manadas sin
sentirte ajeno.. “Pole pole Carlos!” (Despacio, despacio!**Expresión muy utilizada
y adecuada a la filosofía tanzana)… Una mandada de más de treinta elefantes se
perfila a lo lejos en el horizonte. Nos observamos mutuamente en la distancia y
entonces empiezan a caminar lentamente... Los latidos de la tierra del Serengeti
pierden el compás con los nuestros, que se aceleran al ver decenas de majestuosos
animales que llegan hasta nuestro coche y cruzan al otro lado del camino sin inmutarse
de nuestra presencia.
De regreso y cuando parecía que las
emociones del día habían sido suficientes, nos encontramos con un árbol peculiar.
De él colgaban frutos y se enmarañaban una manada de leonas que descansaban a
la sombra y nos miraban sin sentirse molestas. Es admirable como entre las
ramas encontraban las posturas más cómodas, aunque a alguna que otra le costaba
algo más.
Posiblemente una de las cosas más
curiosas que descubrimos fue a través de las jirafas. Mary llevaba todo el
camino con “Carlos, ¿Y aquí hay jirafas?, ¿Vamos a ver jirafas?, ¿Cuándo vamos
a encontrar jirafas?”… Llevamos 27 años convencidas de que son amarillas y cual
fue nuestra sorpresa cuando una jirafa “desteñida” de color pardo, dejó a Mary algo
decepcionada por unos instantes. Lo cierto es que la jirafa “diferente” nos
demostró que siempre hay cosas que aprender y que no hay que dar las cosas por sentado.
Y por fin, un leopardo, el rey del
camuflaje. Parece que a pesar de nuestra impaciencia conseguimos ver los
famosos 5 grandes: búfalo, rinoceronte, elefante, león y leopardo.
En general la ruta ha sido una
completa integración en el entorno. Primero dormimos en el camping panorama donde
no faltaban comodidades, incluso dentro de las tiendas teníamos camas. Allí
vimos el amanecer rodeadas de decenas de monos que aprovechaban el momento para
probar suerte e intentar entrar en las tiendas. Teresa por poco se queda sin
toalla.
En el centro de la llanura sin fin,
llamada Serengeti, te sientes privilegiado cuando montando tu tienda en el
camping Nyani, una jirafa asoma la cabeza cerca comiendo hierba sin sentirse
perturbada. Para coronar la experiencia, el camping Simba sobre una manta de hierba,
nos ofrece unas vistas que enmudecen hacia el cráter del Ngorongoro. Allí al atardecer
un vecino elefante viene a darse una ducha en el tanque del camping y también
se apuntó a tener nuestra compañía a la hora de nuestro último desayuno de
safari.
Mucho animalejo suelto no? Enhorabuena por el viaje y el blog. Seguid dándole caña a ambos
ResponderEliminarMe parece una idea estupenda que dejéis impronta de vuestra experiencia. Así contáis una vez las cosas para todos y no cansa su repetición. Quiero deciros que os envidio por este viaje que tan vivas imágenes plasmarán en vuestra mente (y alma).
ResponderEliminarDisfrutad todo lo que podáis y a nosotros no dejéis de relatar para envidiaros un poco más.
Un beso fuerte.
Alfredo.
Hola chicas, sigo disfrutando de vuestra aventura, algunos sitios los conozco y se lo que se siente al estar allí por eso me alegro de que lo disfrutéis. creo que ahora estáis por el desierto de Namib. pues colgar mas fotitos que aunque dais envidia también lo disfrutamos. Charo.
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