domingo, 20 de abril de 2014

Sudáfrica: de mayor quiero ser turista


Érase una vez tres chicas que se disponían a recorrer Sudáfrica, una pequeña parte mejor dicho, puesto que su inmensidad daría para varios viajes.

Las primera parada fue en Mossel Bay; allí, una concentración de moteros tenía tomada la ciudad, era una situación diferente y divertida, hasta que dejó de tener gracia porque no quedaba un solo alojamiento disponible. Tras dos horas de búsqueda y rozando la desesperación apareció una gran casa con aspecto un tanto destartalado, pero realmente acogedora donde sentirse como en casa y donde al día siguiente comenzar la celebración del cumpleaños de la veterana del grupo, Mary. Sin duda un cumpleaños diferente.
Reemprendimos el camino dirección a Knysna (nombre impronunciable), donde tuvimos el privilegio de realizar una ruta guiada por Ben, uno de los pilotos que conocimos en Botswana; de la mano de un local llegamos a sitios secretos y privilegiados, donde disfrutar de la sensación de estar recibiendo un regalo especial.
Un trekking por Robberg Island un poco más allá, fue un espectáculo de paisajes de los que te dejan sin palabras, y una exhibición de cientos (pero cientos y cientos!) de focas que saltaban y jugaban con la espuma de las olas.

En Stormriver también el protagonista fue el trekking hacia una gran cascada, donde una pequeña isla entre el agua dulce y el mar proporcionaba una espectacular vista en la que reponer fuerzas. Fue un acierto pasar la noche en Djembe, un albergue que parecía más bien una casa ocupa con mucho encanto, entre cabra de mascota, y jóvenes de todo el mundo.



Jeffreys Bay es, por excelencia, el paraíso de los surferos. Fue increíble subirse a las olas mientras comenzaba el día y un sol rojo asomaba por el horizonte. Todo lo que se relacione con tablas o surf es bienvenido en JBay, y es por ello que también se practica el sandboarding, lo mínimo era probarlo; unas horas de deslizarse por las dunas y rebozarse en arena fueron una experiencia más que acumular en la memoria.

Pasada la zona surfera nos adentramos sin saberlo en la zona rural; llegamos a Ludanzi en el medio de la nada, conduciendo por caminos donde se veía más bien poco y la carretera parecía un queso gruyere. Sus habitantes, lugareños, vacas o burros se plantaban en medio sin avisar. Finalmente llegamos a una casa hippie donde las ocas atacaban a los huéspedes y los perros quitaban las pulgas a los gatos; se alzaba entre colinas verdes salpicadas de casitas de colores sobre un acantilado que acababa en la playa. 
A la mañana siguiente, campo a través y sin absolutamente ningún camino que seguir nos dirigimos al Hole in the wall; llegar no hubiera sido posible sin la ayuda de sus habitantes, que nos acompañaban por tramos y nos indicaban el camino para llegar a un lugar especial, en el que el mar atraviesa una enorme pared de roca para llegar a la playa.

Ya llegando el final, añadiendo algo original a la aventura, dormimos en un sitio de cuento, en medio de una selva donde era fácil perderse, en casas que se alzaban por encima de los árboles. Durban y Johannesburgo, fueron las últimas paradas; grandes ciudades, tráfico, edificios, pero con espíritu africano en cuanto al encanto y al caos en sus calles, sus mercados y sus gentes.
A lo largo del camino hemos ido conociendo y reencontrando gente; gente de paso con experiencias de las que marcan, o gente con muy buena energía, como nuestros amigos colombianos que nos contagiaron su buen rollo en los tres sitios que coincidimos con ellos, o gente local que nos ayudó a conocer un poquito más de este país.
Y como se preguntaba nuestro amigo el taxista… “Vosotras sois turistas, ¿no? Y… ¿Cómo se puede trabajar de turista?”… Definitivamente buscaremos la respuesta porque se podría decir que tenemos vocación de esta recién descubierta profesión.
Y ahí estaban las tres chicas, que hacía más de tres meses habían iniciado un viaje en el que dejar prejuicios por el camino, en el que aumentar conocimientos, disminuir comodidades innecesarias… pero sobre todo en el que crecer.
Y colorin colorado, esta aventura por ahora ha terminado…

3 comentarios:

  1. Que buenos destinos! Lugares increíbles llenos de magia! Gente genial en cada lugar... Coincidimos en lo de los Colombianos! Que gente tan chevere Jajajajajaj Saludos! ;)

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  2. Colombiaaa que poco modestos son. Un placer haber disfrutado con vosotros esos dias, nos vemos por el mundo.

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  3. Enhorabuena
    Andrea conoció el otro día dos turistas profesionales. Que os cuente su secreto.

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