Mi nombre es Hilux soy de Namibia y
tengo 5 años. Mi trabajo consiste en vivir aventuras recorriendo mi país. Soy
de los que disfruto cuando trabajo porque estar parado es un rollo.
Estas semanas me ha tocado trabajar; he
estado con tres chicas muy interesantes y entretenidas que me han hecho pasar
todo tipo de situaciones, divertidas y algún que otro apuro, en alguna ocasión
hemos necesitado un empujón para salir adelante, siempre con éxito como os
relato a continuación.
Tras mi percance del pinchazo y una
vez recuperado seguimos camino a Walvis Bay. Allí disfrutamos de un atardecer
de los que no se olvidan, salinas y flamencos enmarcaban la caída del sol
africano que se despedía del desierto.
Al día siguiente llegue a pensar que
estas chicas estaban locas cuando las vi subir la duna 7 y deslizarse a toda
velocidad bajando en el trineo casero que Rai les había regalado.
En Swapkomund, aunque a mi me dejaron
aparcado, las oí comentar que era un pueblo colonial, que aunque no es gran
cosa tiene su encanto, y estar entre la playa y el desierto es un espectáculo.
Nuestro camino nos llevó a la nada…
Nos dirigíamos hacia el interior para ver las pinturas rupestres de Brandberg
que yo me perdí porque no me dejaban pasar. Pasamos un rato buscando donde
dormir, siguiendo las señales al camping Ugab llegamos a un llano en el bosque
donde había una mesa de piedra y una barbacoa, pero nadie vino a darnos la
bienvenida. Así que allí nos quedamos los cuatro solos, sin mas compañía que
una hoguera y el sonido de los animales en medio de la noche.
Skeleton Coast es uno de mis lugares
favoritos; es un desierto que recibe su nombre de la cantidad de esqueletos
humanos encontrados, pertenecientes a los ambiciosos que se deshidrataban
durante su infructuosa búsqueda de diamantes, que supuestamente abundaban en
la zona.
Por suerte o por desgracia las
puertas del parque nacional estaban cerradas y tuvimos que dar media vuelta; yo
estaba cansado y bajo de reservas así que nos tuvimos que quedar en el primer
camping que encontramos: milla 108, cerrado por temporada baja. Allí solo había
dos pescadores que ayudaron a las chicas llenándome el depósito. Esa noche por
poco nos volamos aparcados en la playa, el mejor plan era una sopa para cenar.
Para resguardarse del viento decidieron cocinar en el baño, que además era el único
lugar donde coger agua para hacer la cena. Tras el primer sorbo se miraron unas
a otras... Algo iba mal… "¿no notáis nada raro?", decían “sabe un
poco como... A mar!!” Entonces se fijaron en que las tuberías provenían del mar...
Sospechoso ¿no?. Las pobres ilusas habían hecho sopa de champiñones con agua de
mar y aunque no tuve el placer de probarla pude comprobar que no hubo quien se
la tomara.
Pasado Skeleton Coast me llevaron de
safari. Me daba un poco de miedo pensar que tenía que pasar yo solito al lado de
tantos animales salvajes en Etosha, el Parque
Nacional más grande de Namibia.
Pero fue toda una experiencia cuando los cuatro nos vimos frente a un enorme Rino
que se paro en medio de la carretera a mirarnos... Contuvimos la respiración por
un momento y luego desapareció entre la maleza.
Más tarde vimos otros dos, y mira que
es difícil, se confunden con rocas, de las que solo les diferencia un pequeño
rabito que asoma entre las ramas. He de decir que Andy era toda una experta
porque yo no veía ni uno. También mientras buscábamos elefantes encontramos una
pareja de leones y vimos a una mamá leona con sus leoncitos, maravillas de la
vida salvaje que se me quedaran grabadas en el cuentakilómetros.
Llegado el final mientras las chicas
pasaban su última noche en el techo vi como un animalillo que parecía un chacal
se llevaba la ropa interior de Aída. Al día siguiente fue a buscar su ropa
tendida y se encontró una prenda en el suelo, tras lavarla se dio cuenta de que
estaba dividida en dos, pobre, con lo escasas que van de ropa...
Tras 3000 km recorridos vuelvo a casa
sin un rasguño. Estas chicas si que saben conducir; ha sido todo un privilegio
compartir más que unos días, una aventura llena de diálogos, risas, y amistad.
Qué ganas dan de ir gracias a vuestra narración y esas fotos increíbles!!
ResponderEliminarJajaja, creía que hablaba el coche hasta que leí el último párrafo.
ResponderEliminarCreetelo habla del coche y lo bien que conducimos =) No lo decimos nosotras, sino Hailux.
Eliminar¿No os podéis llevar ese Hilux para España?
ResponderEliminarJaja ojala, es una pasada viajar asi sin precuparse por un lugar donde dormir.
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